En 2015 fuimos a Nepal por primera vez como trabajadores sociales tras el terremoto que tuvo lugar en la primavera de ese año.
Durante el viaje conocimos a una pequeña comunidad de artesanos del cáñamo, que fueron la principal inspiración de lo que hoy en día es Hemper.
Empezamos a trabajar en contribuir al desarrollo de los artesanos mediante el diseño de productos que podían encajar en nuestro mercado. Ellos producían y nosotros comprábamos. Las trajimos a España y vendíamos a través de redes sociales.
Y así es como empezamos a crear una cadena de producción con un proyecto de impacto social y medioambiental, la cual está formada por artesanos de diferentes disciplinas, desde el cultivo del cáñamo hasta el acabado de los productos.
Desde entonces hemos seguido viajando a Nepal. Profundizando en las relaciones con y entre los productores. Tratando de reincorporar fibras y técnicas que apenas se utilizan en la industra: el tinte natural, el telar artesanal... En un proceso de aprendizaje que es lo que nosotros entendemos como la sostenibilidad actual: un movimiento constante.
Hemos construído un ecosistema innovador alrededor de tejidos artesanales únicos, tintes naturales y alianzas locales basadas en el respeto y la equidad, con el objetivo de sumar nuestro granito de arena a la revolución del Slow fashion.
Este ecosistema está construido gracias a nuestro equipo local que acompaña en el desarrollo de producto, de las empresas y de nuestro proyecto con los productores, emprendedores y artesanos.
Con esto no solo hemos construido una red de producción sostenible sino que gracias a la utilización de técnicas artesanales ancestrales, estamos recuperando una tradición que es un tesoro cultural para toda la humanidad.
Hemper sólo es posible gracias a una sólida y duradera relación con comunidades de artesanos locales, construida en base al respeto por el trabajo y los tiempos de nuestros colaboradores.