El cáñamo, la planta más regenerativa del planeta, es la fuente principal de la mayoría de nuestros tejidos. Absorbe CO2 como ninguna otra planta y regenera el sustrato de la tierra. Es mucho más resistente y eficiente que el algodón y necesita 10 veces menos agua. Por si esto no fuera suficiente, la planta de cáñamo no necesita fertilizantes químicos para crecer fuerte y sana, sólo tierra y agua.
Crece en la región himalaya de Bajura, donde comunidades locales guardan artesanía tradicional especializada en cáñamo. Nuestra colaboración implica la preservación tanto de los ecosistemas naturales (el cáñamo crece salvaje en el Himalaya, no se cultiva artificialmente) como del patrimonio cultural de nuestros colaboradores, que se ha visto amenazado por materiales y técnicas textiles más rápidos y baratos desde la globalización. Obtener cáñamo salvaje implica cuidar los ritmos ambientales y sociales nepalíes que son tradicionalmente sostenibles.
El uso actual del cáñamo con fines industriales está lejos de lo revolucionario. Distintas civilizaciones han usado la planta en el ámbito textil y alimentario de forma regular durante más de 10.000 años y para la fabricación de papel durante más de 2.000 años.
La mala hierba es una expresión que concentra rumores y desinformación, equiparando dos cepas diferentes de la planta Cannabis Sativa: Marihuana y cáñamo. Mientras la marihuana tiene una alta concentración de sustancias psicoactivas, el cáñamo no, siendo una de las plantas más resistentes y duraderas del planeta. El tabú y la confusión alrededor del cáñamo se ha extendido solamente en el último siglo. Ahora sabemos que la desinformación sobre la planta tiene una historia paralela a la de los lobbies del petróleo y derivados textiles sintéticos.